Un diente roto, una muela desgastada o una caries profunda no son solo un problema estético. Dificultan la masticación, provocan molestias y afectan a la confianza al sonreír.
La reconstrucción dental es el tratamiento que permite recuperar piezas dañadas devolviéndoles forma, fuerza y estética. Gracias a la prostodoncia y a la tecnología digital avanzada, hoy en día logramos resultados muy precisos, duraderos y con un aspecto completamente natural.
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¿Qué es una reconstrucción dental?
La reconstrucción dental es un tratamiento de odontología conservadora que tiene como objetivo reparar dientes dañados y preservar, siempre que sea posible, las piezas naturales.
Este procedimiento abarca desde restauraciones simples en un solo diente hasta reconstrucciones más complejas que afectan a varias piezas o a los tejidos de soporte.
Cuando existe una lesión dental, no basta con recuperar la parte dañada. Es fundamental también identificar qué ha provocado el problema para evitar que se repita en el futuro.
Por ejemplo, si un diente se fractura a causa del bruxismo, la reconstrucción devolverá su forma y resistencia, pero al mismo tiempo habrá que tratar el hábito de apretar los dientes. De lo contrario, el daño podría volver a aparecer.
Caso de reconstrucción por desgaste dental
Este paciente acudió a la clínica con un desgaste severo en los dientes anteriores y posteriores.
A lo largo de los años, había apretado la mandíbula de forma constante, y su boca empezaba a mostrar las consecuencias del bruxismo: pérdida de altura dental, sensibilidad y una sonrisa desgastada.
Tras un estudio exhaustivo de su mordida y el diseño digital de su sonrisa, realizamos un tratamiento de reconstrucción dental mínimamente invasivo, combinando carillas de cerámica y carillas de resina de alta estética.
El resultado fue, además de recuperar la altura y la funcionalidad de sus dientes, una sonrisa más armónica, luminosa y estable, que le permitió volver a comer con comodidad y sonreír con total confianza.
¿En qué casos se puede hacer una reconstrucción dental?
La reconstrucción dental se recomienda cuando una pieza ha perdido parte de su estructura y necesita recuperar su forma, resistencia y funcionalidad.
En estos casos, el objetivo es conservar el diente natural siempre que sea posible y evitar tratamientos más invasivos.
Los motivos más habituales son los siguientes:
- Caries: es la causa más común. Cuando la caries avanza y destruye gran parte del diente, recurrimos a la reconstrucción. Si el daño es superficial, un empaste suele ser suficiente.
- Endodoncia: después de eliminar el nervio afectado y limpiar los conductos de la raíz, la pieza pierde parte de su estructura. La reconstrucción devuelve su forma original y refuerza la corona.
- Traumatismo: un golpe o una caída pueden fracturar el diente. En estos casos, se reconstruye imitando la forma y el color originales para mantener la estética y la función.
- Desgaste dental: el paso de los años, el bruxismo o el uso excesivo de algunas piezas pueden provocar desgaste. Con la reconstrucción recuperamos los milímetros perdidos y protegemos el esmalte.
- Hipoplasia dental: esta alteración en el esmalte debilita los dientes y afecta a su apariencia. La reconstrucción mejora su resistencia y devuelve una superficie lisa y uniforme.
Tipos de reconstrucción dental
Para conservar tu diente natural y recuperar su funcionalidad, existen diferentes técnicas que permiten volver a masticar con normalidad, proteger la pieza y mejorar la estética de tu sonrisa.
El odontólogo evaluará el estado del diente y determinará cuál es la mejor opción para ti.
En líneas generales, los tratamientos se dividen en dos grupos:
- Reconstrucción dental directa: se realiza directamente en la clínica, sobre la pieza a restaurar. Es el método más habitual en casos leves o moderados, y suele completarse en una sola sesión.
- Reconstrucción dental indirecta: requiere la intervención de un laboratorio protésico, donde se fabrica la parte que después se colocará en la boca. Se aplica en casos más complejos y necesita varias citas.
A partir de esta base, estos son los principales tipos de reconstrucción que utilizamos en la actualidad:
- Composite: se emplea en fracturas pequeñas, caries localizadas o desgastes leves. Tras limpiar la zona y eliminar el tejido dañado, se coloca un material del color del diente —el composite— que se endurece con luz especial y se adapta a la perfección al esmalte.
- Carillas dentales: indicadas cuando existe una pequeña rotura, una grieta superficial o alteraciones leves en los dientes anteriores. Son finas láminas de porcelana o composite del mismo color que el diente, que se adhieren a su superficie para recuperar forma y uniformidad.
- Incrustaciones: se recomiendan cuando el daño es más extenso, pero el diente conserva buena parte de su estructura. Fabricadas en cerámica o circonita, se cementan sobre la pieza y refuerzan su resistencia. Son ideales para restaurar molares con desgaste o lesiones amplias.
- Corona dental: cuando la destrucción de la pieza es considerable, se recubre por completo con una corona. Esta estructura, generalmente de cerámica o circonita, se ajusta sobre el diente previamente tallado, devolviendo su forma, fuerza y estética, sin necesidad de extraerlo.
- Perno y corona: es la opción más compleja y se utiliza cuando falta gran parte del diente. Se coloca un perno dentro de la raíz para servir de soporte a la corona, consiguiendo una restauración completa, resistente y funcional.
¿Sabes cómo una reconstrucción dental puede ayudarte a recuperar la funcionalidad y la estética de tus dientes?
El Dr. Pablo Rial lidera el área de prostodoncia y se encarga del diagnóstico, diseño y adaptación de cada caso.
Lo hace siempre en coordinación del laboratorio protésico, lo que nos permite ofrecer prótesis duraderas, funcionales y con una apariencia completamente natural.
Si estás valorando este tratamiento, pide cita con nosotros y descubre cómo recuperar la funcionalidad y la estética de tu boca con resultados totalmente personalizados.
